jueves, 9 de abril de 2015

Por última vez

Voltee la cabeza esperando, deseando con ansias mirar el danzar seductor de las llamas calcinando todo aquello que entrara en contacto con la pasión desbordada de sus lenguas ardientes, mas la velocidad con que salimos de aquel lugar me negó ese placer. 

Sentí mi cuerpo vibrar excitado al imaginar el fuego lamiéndolo todo.

El flujo constante de adrenalina expelida por mis glándulas, me golpeaba con una fuerza incontenible, insoportable y descontrolada, esclavizando el escaso residuo racional que aún me pertenecía y entre intentos fallidos de controlar a mi bestia, y el deseo irracional de sentir esas lenguas naranjas abrasando mi cuerpo, recordé que en el auto también se encontraba él.

Lo miré y sonreímos juntos; y pude sentir la invasión absoluta de mis ansías profundas por tomar sus carnes como el lienzo perfecto de mi perturbado arte.

Levantó sus cejas y lo admiré; contemplé su aniñada belleza y supe al momento que haría arte con él.

Detuvo el auto y al instante, asalté con mi cuerpo su presencia. Su aroma dulce y sus tiernos besos me cegaron por completo. Y en ese momento no supe de mí.

Me perdí en un mar de emociones intensas, batalla violenta entre dos cuerpos deseando poseerse, unirse en uno solo, existiendo en el otro, falleciendo en conjunto, desangrando pasiones silenciadas en el supuesto cotidiano del buen ver.

Y ahí, en ese auto, desesperante placer, lo hice parte de mi, poseyéndolo entero, convirtiéndolo en una extensión de mi cuerpo, del gemir de mis centros, de mis gritos internos, del misterio orgásmico en las danzas de mi piel.

El líquido ardiente emanando de su cuerpo desfallecido me invitó a volver. Y saboree por vez última la cálida esencia escarlata brotando de sus labios abiertos.

¡Ah! Su aspecto complacido y silencioso me inspiró mil poemas. ¡Belleza pura y sutil! ¡Deslumbrante y perfecta!  

¡Frialdad vacía reflejada en sus ojos! ¡Laxitud inerte matizada de rojo!

Aroma embriagante revoloteando en el aire, Elixir sublime expelido por ese maravilloso cuerpo adornado magistralmente por la pasión de mi mas desenfrenado gozo: Sangre brotando por doquier; gritos musicalizándolo todo; Miedos rasgando los velos de la cordura; Muerte orgásmica recorriendo mi ser.  

Y lo vi como aquella primera vez, lo admiré y contemplé su irresistible belleza, y en ese instante supe que tanto lo amé. Lo abracé con inmensa ternura acurrucándome en su pecho y sonriendo, si,sonriendo, lo besé intensamente, por última vez.

CANCUN
SEPTIEMBRE 2012

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